Hoy voy a difundir un artículo de opinión de Tere Sáez:
Justicia
para Ada. Justicia para todas
Ada
ha sido brutalmente asesinada. Los responsables no han sido las mafias de este u otro país (Que no quiere decir que
no tengan responsabilidades). Ada ha sido asesinada por ser mujer negra, inmigrante y
prostituta y lo ha hecho un machista autóctono, el maestro Shaolin, no por un arrebato o por impulso incontrolable. Lo ha hecho precisamente
basándose en su vivencia de poder sobre las mujeres (Ada no ha sido la única) y
eligiendo un blanco fácil. Por que Ada forma parte de esas mujeres que
habitualmente no cuentan en las
estadísticas de violencia de
género por esa "invisibilidad"
que sufría ella y muchas otras mujeres inmigrantes, negras y prostitutas.
Mujeres que no se atreven a denunciar, que si lo hacen no son tenidas en
consideración (ya se sabe, "gajes del oficio"), que desaparecen y/o
son asesinadas y nadie las contabiliza
como victimas de esta violencia, o que día a
día tienen que aguantar multitud de
agresiones sin poder dar la cara por
miedo.
El
maestro Shaolin, la ha asesinado por
considerarla objeto, inferior, propiedad de él y de todos, mujeres que no tiene derecho a decir NO a sus deseos.
La violencia machista procede de una larga historia de desigualdad
de derechos, una historia en la que las mujeres son sometidas por algunos
hombres en connivencia con un poder patriarcal que ha sido, y aún es, su
escenario, su soporte, su aliado y su cómplice.
Es una
violencia ideológica o física que persigue la dominación a través del
terror. Y en este caso lo ha demostrado a la perfección
El asesinato de Ada no esta lejos en el fondo,
del cometido por Diego Illanes en el caso
de Nagore laffage hace 5 años. La
misma idea imperante: Me siento mas que
tu que eres un objeto a mi servicio. Y además
por ser quien soy o por quien eres tú,
tengo posición de ventaja incluso en un
proceso judicial.
Y
todo esto pasa en un contexto de
pequeñas agresiones cotidianas que pasan desapercibidas, cuando no
normalizadas y promovidas, que nos
llevan a vivir con total normalidad el
goteo incesante de mujeres asesinadas. 28 (contabilizadas) en cinco
meses. Todas ellas son el cruel y trágico reflejo de una enfermedad
que nos destruye como sociedad. Una sociedad
patriarcal, que no deja crecer libremente a las personas,
independientemente de que sean mujeres u hombres.
No
basta con salir en la foto ese día. Bienvenidas y necesarias las medidas que se
tomen de urgencia, fruto de tener día si y día no, un cadáver sobre la mesa. Pero no serán más
que un parche si no se ataja el fondo y se apuesta por la igualdad que se mire
por donde se mire es la única vacuna posible contra la violencia de género.
Hoy por Ada, no nos queda
más que indignarnos, manifestar nuestra
solidaridad y el rechazo a estos crímenes machistas. Nos queda también
pedir Justicia reparadora, para Ada y para todas, entendida como reconocimiento, respeto y
restitución para ellas y sus familiares.
Pero es necesario seguir apoyando
a las miles que denuncian. Animando a salir de ese infierno a quienes no lo
hacen y más cuanto más vulnerables sean.
Contando
con ellas, con las supervivientes cotidianas, para realmente empoderarlas,
escuchando que necesitan y como quieren que se actúe. Lo que indudablemente nos
lleva a cuestionar leyes que restringen y cercenan derechos diciendo
quienes si y quienes no son victimas de violencia de género y a
revisar urgentemente el desarrolo de las mismas, dotándolas de recursos y
personal formado en igualdad y género.
Apostando por la prevención, cuestionando la educación machista en todos los
ámbitos de la vida y el sistema patriarcal
Se trata de comprender, que existe el No y
que las mujeres tienen el mismo derecho a compartir la calle al igual que el
resto de espacios, sin que su seguridad y derechos sean violados. Que las
relaciones entre las personas deben de ser,
sean las que sean, siempre
libremente consentidas.
Cuando
las víctimas de violencia machista importen como han importado otro tipo de
víctimas en nuestro país, cuando los medios de comunicación apuesten a tope por una sociedad libre de sexismo, cuando
haya manifestación de indignad@s contra
la violencia machista es probable que el fin de de la misma esté más cerca.
Mientras tanto sigamos poniendo cara y dando
voz a las víctimas. Por qué queremos
dejar de contar muertas, para empezar a contar con las vivas.
Tere Sáez, Técnica de Igualdad. Colectivo Andrea y lunes lilas.